Abortar o no abortar, ¿es esa la cuestión?

 
El día de ayer, la ALDF adoptó por mayoria calificada la decisión de despenalizar el aborto en la Ciudad de México, tema que se venía discutiendo desde hace ya algunas semanas, convirtiéndose en uno de los tópicos fundamentales de las platicas serias, de sobremesa y de café. Este tema ha ocupado los titulares de todos los periodicos nacionales el día de hoy (25 de abril de 2007), así como la mayoría de los espacios televisivos informativos (y no informativos, que son los mas).
Pocos temas históricamente tan controvertidos como este, y es que cuestiona de manera profunda derechos humanos fundamentales, como el propio derecho a la vida o, por lo menos, ese ha sido el discurso de los grupos más conservadores y las Altas Esferas Regligiosas, pero tambien cuestiona el derecho a decidir y a tener una vida digna… c¡omplicada cuestión!
Evidentemente nuestro presidente, como digno representante del partido conservador, ya ha expresado su desacuerdo con la despenalización del aborto, mientras que la "izquierda" mexicana se ha mostrado completamente a favor, cosa que en realidad resulta bastante lógica. Sin embargo, desde mi perspectiva, la discusión sobre el tema debe considerar aspectos que van más allá de lo que los grupos conservadores y liberales pueden considerar como moralmente y/o legalmente correcto o incorrecto.
Hace poco más de un mes, los mexicanos (y el resto del mundo) hablaban de la igualdad que debían tener las mujeres en todos los procesos de su vida. Pero parece ser que las opiniones que cuentan cuando se habla de este tipo de temas son las de los hombre (SI!!!!!), por ilógico que nos paresca, por eso nos hemos tenido que soplar las opiniones de los "cuestionables" voceros del Opus Dai, la bancada panista, el presidente y hasta el Papa Benedicto. Lo interesante en todo caso, sería saber qué opinamos las mujeres al respecto, ya que al fin y al cabo  la decisión y las consecuencias del ejercicio de este procedimiento quedará mayormente en nosotras.
A estas alturas de mi vida y en mi circunstancia, puedo decir que hay muy pocas posibilidades de que lleve a cabo este procedimiento médico y esto no tiene nada que ver con argumentos moralinos. Sin embargo, tambien creo que de decidir (o necesitar) utilizar este procedimiento, tengo derecho a hacerlo en las condiciones sanitarias adecuadas, sin poner en peligro mi vida, ni mi capacidad futura para concebir.
Que se despenalice el aborto no quiere decir que las mujeres comenzaremos a asistir en masa a las clínicas (públicas y privadas) a realizar este procedimiento solo por diversión o porque está de moda o porque se puede… Es más no creo que exista una sola mujer que se haya realizado un aborto y despues se haya ido al shopping y al cafe con las amigas a comentar los pormenores del asunto.
Abortar es una decisión personal o de pareja, pero eso no la hace una decisión fácil y sin consecuencias psicológicas para aquella (os, en el mejor de los casos) que decide practicarlo, es una decisión que responde a muchas y diferentes circunstancias (pobreza, peligro de muerte de la madre,enfermedad, violación, entre otros). Desde mis perspectiva, no se trata de establecer este procedimiento como un nuevo "mecanismo de control natal", se trata solo de crear las condiciones ideales para poder llevarlo a cabo, pero desde ninguna perspectiva debe ser considerado como un evento feliz que las mujeres licenciosas realizan por diversión.
En este sentido, vuelve la frase que titula esto… Aborta o no abortar, ¿es esa la cuestión?… ¡Yo creo que no!

La culpa es de las mamás …

Ayer terminó una semana de felicidad vehicular para la mayoría de los automovilistas y usuarios de servicios de transporte público. Y es que aún cuando tuvimos que trabajar, la Semana Santa y las vacaciones nos regalaron una ciudad un poco menos contaminada, vías de comunicación más rápidas y, por ende, menos tiempo en nuestro automóviles (y en caso particular, un poco menos de estres).
El lunes todo volverá a la normalidad, el caótico tráfico de costumbre y los niveles "normales" de estres… y no es que me las dé de adivina ni mucho menos, sino que se terminaron la vacaciones y los infantes (¡infames!) vuelven a las escuelas y con ellos sus mamás (con sus camionetas) a las calles!.
Y aunque estoy conciente de que para uno "las mamás siempre tienen la culpa de todo" en esta ocasión en realidad la tienen. Y no es que tenga nada en particular contra la libre circulación de mamás, pero si tengo mucho que decir sobre las segundas y terceras filas que inauguran todos los días en __________________________ (pongan el nombre de la calle que les toca, la mía es Av. de los Insurgentes) para dejar a sus preciosos bodoques en la escuela, la natación, el karate y quién sabe cuantas actividades más que mantegan a sus "moustritos" lejos de la Tv" (aunque en realidad esto quiera decir mantenerlos entretenidos para que no las fastidien a ellas).
La verdad es que los automovilistas solemos echarle la culpa a los niños del tráfico que se organiza cuando vuelven a las escuelas (porque no creo que exista un solo valiente que sea capaz de negar esta realidad), pero como la solución no es dejarlos de llevar a la escuela (digo… si educandolos estamos como estamos, imaginen sin educación…) y como ellos no son los que manejan… pues la culpa es de las mamás (y de los papás también, quiten esas caras de "yo no fui")

Candy Candy

 

Candy Candy fue la primera telenovela en caricatura que vi en la Televisión, …pero comencemos por el principios. Candy Candy es un manga que fue creado por la escritora Kyoko Mizuki y la dibujante Yumiko Igarashi, fue producido y originalmente distribuido en Japón de 1975 a 1979. Se produjeron 115 capitulos de 26 minutos, 2 OVA`s (distribuidos exclusivamente en video) en 1978 y una pelicula en 1992. Desde 1994, la difusión de la serie estuvo  prohibida en todod el mundo, pues existía un proceso legal asociado a los derechos de propiedad intelectual entre las autoras.

Candy Candy, querámoslo o no, marcó a toda una generación de niños y adolecentes, contandonos un melodrama que narraba la historia de Candy White, una niña que fue abandonada – un día de invierno, en la nieve, por eso lo de White- en un orfanato dirigido por la Señorita Pony y la Hermana María. El mismo día que Candy es dejada en el Hogar de Pony, también aparece Annie, compañera y amiga "inseparable" de Candy.

El melodrama sube de intensidad cuando Annie es adoptada por la familia Britter y tiene que alejarse de Candy para siempre, rompiedo la promesa que se habían hecho de estar juntas para siempre, Candy llora desconsolada y corre hacia su árbol de la colina de Pony, en donde aparece en escena "su principe" quien le dice la frase más significativa de la serie: " Eres mucho más linda cuando ríes que cuando lloras". El príncipe se marcha sin decir su nombre, pero deja "accidentalmente" un broche, que se convertiría en el amuleto de Candy -todo esto cuando apenas tenía 7 años-.

Cuando Candy tiene 12 años, es adoptada por la familia Leagan, para que sea la dama de compañía de Eliza (la mala), quien junto con su hermano gemelo Neil, decide hacerle la vida verdaderamente de cuadritos a Candy. Mientras esto sucede, Candy va conociendo a Archie y Stear Cornwell y se reencuentra con Annie, que le regala un cinta como símbolo de su amistad, pero este hecho es utilizado por lo malos para acusarla de ladrona, por lo que Candy llora y llora y corre sin rumbo fijo hasta llegar casualmente a un jardín de rosas, en donde conoce a Anthony Brown -que casualmente es exactamente igual que el principe de la colina- y que le dice "Pequeña pecosa, eres mucho más linda cuando ríes que cuando lloras".

Por líneas familiares, que nunca se explican, los Leagan, los Cornwell y los Brown pertenecen a una de las familias más poderosas: los Andrew. Despues de que Candy es enviada a México y posteriormente raptada, los hermanos Cornwell presionan a la Abuela Elroy y al Tio Abuelo William para que los Andrew adopten a Candy y ¡lo logran!. Entonces Candy parte a vivir en la casa de los Andrew para vivir felices momentos junto a Anthony, hasta que este se muere al caer de un caballo.

Candy decide volver al Hogar de Pony y se lleva consigo la única rosa del jardín de Anthony que ha sobrevivido, una "Dulce Candy". Sin embargo, el Tio Abuelo William decide que una vez recuperada de la pérdida de Anthony, Candy se ira con los demas a estudiar al Real Colegio San Pablo en Londres, Inglaterra, para que se convierta en una dama. Durante el viaje en barco, Candy conoce a Terry Grum Grandchester (quien es hijo de Eleanor Baker, una gran actriz, pero no puede decirlo porque su padre la separo de ella para conservar el honor de la familiar, o sea que ¡es hijo ilegítimo!).

Terry logra enamorar a Candy, pero Eliza se enamora de él (¿triángulo amoroso?), por lo que insiste en seguir torturando a Candy, logrando que Candy sea expulsada del Colegio, situación ante la que Terry decide abandonar él también la escuela y volver a Estados Unidos. Acto seguido, Candy decide que no tiene sentido continuar en el Colegio si Terry no está, asi que se escapa hacia el puerto para alcanzarlo antes de que zarpe su barco, pero no llega…  y sólo alcanza a ver el barco en la lejanía. Candy regresa a Estados Unidos como polizonte en un barco y cuando llega al Hogar de Pony se entera que Terry acababa de estar ahi .

Candy decidida a tomar las riendas de su vida, quiere estudiar enfermeria y se va al Hospital de Chicago (¡asi! había sólo uno). Poco despues se entera que Terry es actor y que presentará una obra en esa ciudad -casualmente, claro está- y decide ir a buscarlo, pero no contaba con que Susana (una actriz de la misma compañía de teatro que está enamorada de él, no le dirá de su visita. Sin embargo, logran verse por unos momentos y reinician el contacto.

Sin embargo, Susana sufre un accidente y pierde una pierna, lo que da pie para que chantajee a Terry para que se case con ella y este no sabe que hacer… Candy busca a Susana y evita que se suicide y se da cuenta de que Susana lo ama tanto como ella, asi que decide irse y dedicarse solo a la enfemeria, cuidando a Albert, quien habia sido herido en la Guerra y había perdido la memoria..

(Ya vamos llegando al final!!) Neil decide que está enamorado de Candy y junto con Eliza engatuzan a la Abuela Elroy para que obligue a Candy a comprometerse con Neil. Candy está en desacuerdo con este matrimonio a la fuerza y solicita hablar con el Tío Abuelo William, que resulta ser nada más y nada menos que ¡Albert!, que tambien es el Principe de la Colina… a partir de este momento Candy puede comenzar a ser feliz…

Creo que despues de este largo relato, queda claro que Candy Candy tiene todos y cada uno de los elementos que le permitirían ser una exitosisima telenovela mexicana. Como sea… a mi me encantaba, si la transmitieran de nuevo y tuviera el tiempo… la volveria a ver y solo por eso es la Invitada del Mes.